El Ayuntamiento de Ponferrada me ofreció la posibilidad de presentar mi libro “Un Camino hacia Santiago”, acepté y con mis amigos Guillermo Llamas y José Luís Fernández, a las 12,30 de la mañana del día 16 de Abril del 2009, enfilamos la carretera de La Coruña, en dirección a Ponferrada; una breve parada en Rueda, un frugal almuerzo y nuevamente en camino hacia la capital del Bierzo. Llegamos sobre 19 horas, un breve contacto con la prensa local, radio y TV y nos metemos de lleno en faena para presentar mi libro "Un Camino hacia Santiago".
En el Salón de Actos de la Casa de la Cultura del Ayuntamiento de Ponferrada y con la asistencia de la responsable de la Concejalía de Cultura de la ciudad, abre la conferencia Guillermo Llamas, prestigioso arquitecto que hoy desarrolla su actividad como alto cargo en una empresa semi-pública y que en la década de los noventa del pasado siglo formó parte del gobierno de este país en el Ministerio de Defensa, su alocución pone de manifiesto las razones por las que ha venido hoy a Ponferrada, que no son otras que la gran amistad que nos une desde hace varios años. Guillermo es un verdadero enamorado del Camino de Santiago, y a la menor ocasión que se le presenta hace su escapada a cualquier lugar del mismo para disfrutar de todo lo mucho que este le ofrece. Aún recuerdo, hace aproximadamente un año, me contó que el día 21 de Marzo se acercó al Monasterio de San Juan de Ortega en tierras burgalesas, para ver ese fenómeno que ocurre coincidiendo con el equinoccio de primavera y admirar el espectáculo único y bien llamado "apoteosis de la luz", cuando un rayo de sol equinoccial penetra por la ojiva de la fachada, aproximadamente sobre las cinco de la tarde y recorre el capitel de la Anunciación ofreciéndonos una secuencia de imágenes como si de algo mágico se tratara. Un acontecimiento que dura aproximadamente unos cinco minutos, pero que en mi opinión nos envía todo un mensaje esotérico al mismo tiempo que nos habla de la fecundidad y de la vida, ya que en dicho capitel la talla presenta una sucesión de tallas que van desde la Anunciación, el Nacimiento a la Adoración de los Magos. Algo realmente magnífico que merece la pena ver; esperando eso si, que ese día luzca el sol y en ese momento no haya nubes.
A continuación tomó la palabra y después de los consabidos agradecimientos, explico el motivo fundamental por el que hoy hemos venido aquí a Ponferrada, a esta extraordinaria ciudad, capital de uno de los valles más bellos, dinámicos y fértiles de España, el Bierzo, y que no ha sido otro que el de presentar mi libro "Un Camino hacia Santiago", una obra que no es más que un recordatorio a modo de guía, de mis vivencias y experiencias a todo lo largo y ancho del Camino de Santiago, lejos de pretensiones didácticas ó de "vademecum" cultural ó literario, no tiene otra intención que recopilar y contar a mi manera todo lo que mis sentidos han percibido de una forma más ó menos clara, pero eso si, muy auténtica y veraz.
A lo largo de mi discurrir por esta mágica senda, bien llamada Vía Láctea, ó Ruta Jacobea ó Camino de Santiago, me he asombrado una y mil veces ante su inigualable monumentalidad, y quien no, habría que tener alma de piedra para no sobrecogerse en la Catedral de Jaca, en el Monasterio de San Juan de la Peña, en Roncesvalles, en Pamplona, en Santo Domingo de la Calzada, en Burgos, en Frómista, en León, en Astorga, en Ponferrada y como no en Santiago de Compostela que no cito por razones de espacio. Pero hay pequeñas cosas que uno ha visto en cada recodo del Camino, e historias que uno ha oído ó le han contado, que son muy impactantes, y aunque no tengan la trascendencia de los monumentos que jalonan el Camino, en mi opinión despiertan una gran curiosidad, al tiempo que le impregnan a uno del sabor místico del Camino, por ejemplo:
"Una noche clara en Jaca, donde se puede ver en el cielo millones de estrellas que forman una especie de "vía de leche", que es donde el Camino de Santiago toma el nombre de Vía Láctea".
"O el Cristo de la Sonrisa en Javier".
"O la sensación mística que le sobrecoge a uno en la capilla de base octogonal advocada a Nuestra Señora de Eunate".
"O la Iglesia del Crucifijo en Puente la Reina, en cuyo interior guarda un Cristo sobre una cruz en forma de "Y" (Cruz de San Andrés)".
"O Estella la Bella, repetida mil veces por la Pícara Justina en el Libro de Entretenimientos de Francisco de Ubeda, como la ciudad más bella y monumental del mundo entero"
"O la curiosidad en la fachada de la iglesia de Los Arcos en Navarra, donde una Virgen sedente solo una vez al año recibe un tímido rayo de sol, el día 15 de Junio".
"O el Brujo de Bargota", clérigo nigromante de Viana de Navarra, que un día voló a Madrid a ver una corrida de toros".
"O el Juego de la Oca, perfectamente señalado en el pavimento de la Plaza de Santiago en Logroño, cuyo origen es totalmente iniciático, y en el que nos da las pautas a seguir para las etapas del Camino de Santiago"
"O la cárcel de Navarrete en Navarra, en la que estuvo preso Bertrand de Du Guesclin, famoso militar francés a las ordenes de Don Enrique de Trastamara, al que prestó su ayuda en el enfrentamiento que tuvo con su hermano Don Pedro I el Cruel después de la Batalla de Montiel, y al que se le atribuye la famosa frase: "No quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor".
"O la Orden de la Terraza, llamada también de la Jarra, de Nájera, la más antigua de todas la ordenes caballerescas".
"O el gallinero frente al mausoleo del santo en Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".
"O la Cruz de los Valientes entre Santo Domingo de la Calzada y Grañón, que nos habla de un litigio entre estos dos pueblos, por la posesión de una dehesa, y en cuyo enfrentamiento no hubo vencedor ni vencido".
"O la de San Juan de Ortega, santo precursor de la fecundación, en especial de hijos varones, donde Isabel la Católica, tras siete años de matrimonio sin conseguir descendencia, acude al Santuario y ordena abrir la tumba del santo, de donde sale un enjambre de abejas dejando en el ambiente un penetrante olor a perfume; y al mes de su visita nacería el príncipe Juan, que moriría a los 19 años, y un año más tarde la princesa Juana".
O las ruinas del Convento de San Antón, a 3 kilómetros de Castrojeriz, sede la Orden de los Antonianos, que curaban el "fuego de San Antón" con su báculo en forma de tau "T":
"O Frómista en cuya plaza se haya una estatua de San Telmo natural de esta villa, patrono de los navegantes, curiosamente a cientos de kilómetros del mar"
"O ya cruzado el río Carrión, en plena Tierra de Campos, escuchar todavía nostálgicos recuerdos de una época remota: "No se llame Señor quién en Tierra de Campos no tenga terrón".
"O Sahagún llamada desde hace siglos la Cluny española, por la gran profusión de monumentos de estilo románico cluniacense que existen en la villa".
"O el Puente de Villarente, donde un canónigo de la Catedral de León ordenó que hubiese siempre una borrica dispuesta para trasladar a los peregrinos enfermos; y de ahí el dicho popular que hoy todavía está en vigor: "Aquella burra fue la primera ambulancia oficial del Camino".
"O las "Justas Caballerescas" ó "Paso Honroso", en Puente de Orbigo, donde Don Suero de Quiñones desafió a cuantos caballeros quisieron aceptar su reto, todo ello para, "librarse del juramento hecho a Doña Leonor de Tovar, de llevar al cuello todos los jueves del año, una argolla de hierro, que simbolizaba el inquebrantable amor por su amada".
"O la espiritualidad de la Catedral de León, basada en una armonía pitagórica, cuyo número base es el tres, y la superficie el "triángulo equilátero": "Tres partes en su planta, tres fachadas, cada fachada tres puertas, la longitud tres veces la altura, la elevación de la nave central tres veces su ancho".
"O la famosa fiesta anual de "Las Cabezadas", que se celebra el segundo domingo después de Pascua en la plaza de la Basílica de San Isidoro de León, presidida por el "Milagroso Pendón de Baeza" que tiene honores de Capitán General, y cuyo argumento es: "La entrega por parte del Ayuntamiento de la ciudad al Cabildo Isidoriano, de un cirio de arroba bien cumplida y dos haces de cera"; y la discusión secular trata de si esa entrega es voluntaria, con lo que sería una "oferta", u obligatoria con lo cual sería un "voto ó foro". El nombre de la fiesta deriva de las profundas inclinaciones de cabeza con que se despiden los canónigos y los munícipes".
"O el Museo de los Caminos de Astorga, que recoge interesantes recuerdos de las cuatro vías que cruzan esta ciudad milenaria: EL CAMINO DE SANTIAGO, LA RUTA DE LA PLATA, LA CALZADA ROMANA Y LA ARRIERIA MARAGATA".
"O la estatua de Don Aquilino Pastor en Santa Catalina de Somoza, de donde era oriundo, que fue el más célebre y virtuoso tamborilero que ha tenido La Maragatería, y que murió a la edad de 102 años".
"O las típicas construcciones celtas, llamadas "pallozas" en O Cebreiro (Galicia), y que en el Ganso (Maragatería-León), se empiezan a ver y se las denomina "teitadas".
"O los hornos de cal en los alrededores de Triacastela, desde donde los peregrinos cogían una piedra de cal y la llevaban hasta Santiago, contribuyendo así a la construcción de la Catedral".
"O el Monasterio de Samos que desde su fundación en el siglo VI, hasta el siglo X, tuvo abad y abadesa al mismo tiempo. Los primero fueron el abad Argerico y su hermana la abadesa Sarra".
"O la campana de la iglesia de Paradela, "cuyos tañidos evitan los partos difíciles".
"O la iglesia románica de San Nicolás de Portomarín, que cuando fue anegado el pueblo por el embalse de Belesar, se trasladó piedra a piedra y se volvió a levantar de nuevo, pero sin seguir las pautas de construcción de las iglesias cristianas, de ahí que dentro de la misma no se perciba esa sensación de sacralidad de los templos cristianos; se ha llegado a decir, y creo que acertadamente, que esta iglesia está "DESORIENTADA".
"O Lavacolla, que en lenguaje romance "colla" se refiere a las partes pudendas tanto de mujeres como de hombres, y donde los peregrinos debían lavárselas, para presentarse de "buen ver" ante el Apóstol".
"O el Botafumeiro, famosísimo incensario de la Catedral de Santiago, que aparte de quemar incienso como acto sacralizado, tenía además la función de que su combustión contrarrestase el rancio y fétido olor que despedían los peregrinos después de las largas y agotadoras jornadas del Camino".
Y muchísimas cosas más que me dejo en el camino, nunca mejor dicho, pero podríamos eternizarnos sin llegar jamás a un punto satisfactorio, por eso desde este momento quiero centrarme solo en lo concerniente a Ponferrada y el Bierzo, que no es poco, y con la certeza que también me dejaré un montón de cosas en el tintero.
************************************
Después de haber coronado la cumbre de Foncebadón, el Monte Irago, con sus 1.500 metros de altitud, y cumplido con el ritual de arrojar la piedra cargada de deseos a ese enorme montón formado por los anhelos de de millones de peregrinos, y en cuyo alto se yergue con humilde altivez la famosa "Cruz de Ferro", que no es más que una sencillísima cruz de hierro clavada en lo alto de un mástil de madera y que parece arañar el cielo como intercediendo para que las súplicas de los caminantes se vean sobradamente cumplidas, iniciamos la bajada desde esa línea fronteriza que separa la Maragatería del Bierzo, serpenteando por una carretera en la que nos encontramos pueblos abandonados como Manjarín ó en semirruina como el Acebo, en el cual nos desviamos para visitar la "Herrería de Compludo", joya medieval ó posiblemente romana, en la que podemos admirar con sumo interés como antiguamente los herreros, con su arcana sabiduría lograron domeñar el hierro haciendo confluir los cuatro elementos: "Agua, aire, fuego y tierra (metal)".
Pasamos el puente del "mal paso" sobre el río Meruelo de construcción romana y entramos en Molinaseca, uno de los pueblos más típicos del Camino, con su bellísima calle Real cuyas casas blasonadas a ambos lados de la misma, nos hablan de un pasado glorioso en el que incluso llegar a dar albergue a toda una reina, a Doña Urraca, que lo fué de Castilla y León.
Y por el Puente Mascarón, perfectamente restaurado y muy bien conservado, que atraviesa el río Boeza, llegamos a Ponferrada, (Pons ferrata), cuyo nombre le viene del puente de hierro que mandó construir Osmundo, obispo de Astorga en el año 1.082, para comodidad de los peregrinos a la hora de atravesar el caudaloso río Sil.
Pero sin lugar a dudas, uno de los monumentos más señeros y al mismo tiempo más espectaculares por los que es conocido Ponferrada, es el Castillo de los Templarios, cuya construcción de enormes dimensiones, choca curiosamente que este tan alejado de los frentes de guerra contra los moros, que era donde precisamente se levantaban este tipo de construcciones, por lo que se especula que su enorme protección sirviera para guardar celosamente en su interior tesoros de incalculable valor.
El erudito Fulcanelli, en su obra "Moradas filosofales", nos dice que el Santo Grial y el Arca de la Alianza, fueron traídos desde Jerusalén por los monjes guerreros y que fueron depositados y custodiados en esta fortaleza por doce Caballeros Templarios; y aunque esto no deja de ser una leyenda que muchos quieren adornarla con visos de realidad, pienso que no es más que eso, una fábula literaria, es decir un mito ó leyenda, aunque si es bien cierto que todo ello ha dado pié a innumerables páginas que nos hablan de la importancia que en su día tuvo la Orden del Temple en estas tierras.
No solamente tenían los Templarios en esta zona el castillo de Ponferrada, también controlaban los castillos de Cornatel, Corullón y Sarracín, lo que prueba que la zona como tal era considerada por ellos de un valor muy considerable.
Ponferrada, que fue entregada por el rey de León, Fernando II a la Orden del Temple, como enclave estratégico geográfico, tuvo una enorme importancia para ellos en todo tipo de cuestiones y objetivos. En sus tierras circundantes, es decir en todo el valle del Bierzo, la Orden experimentó y desarrollo la explotación agropecuaria hasta unos niveles desconocidos en aquellos tiempos. Un notable entramado de encomiendas, bailías y granjas, les sirvieron como laboratorios experimentales para la mejora productiva de estas fértiles tierras en las que los Templarios alcanzaron unos resultados realmente inimaginables. Consiguieron un mayor y lucrativo rendimiento del campo, controlaron las plagas que con tanta frecuencia asolaban las cosechas, mejoraron los sistemas de riego y aplicaron con gran conocimiento las épocas idóneas de siembra en función de los ciclos lunares.
En el terreno de la minería, explotaron las minas de oro de la zona, mejorando incluso los sistemas utilizados por los romanos, como el "ruina montium" que aunque lo siguieron utilizando, lo mejoraron y al mismo tiempo establecieron un sistema preventivo de alarma para evitar que las aguas que llegaban a las minas con gran ímpetu por una canalización estratégicamente diseñada, y que después de remover miles de metros cúbicos de tierras para descubrir el preciado metal, en su desagüe torrencial al río Sil, causara el menor número de bajas entre los trabajadores y habitantes de la zona, algo que Roma nunca tuvo en cuenta, ya que las gentes que allí trabajaban eran considerados esclavos y por lo tanto no tenían ni derecho a la vida.
Y a todo lo largo del Bierzo desde la Maragatería hasta las tierras gallegas de O Cebreiro, como obligado camino de paso de los peregrinos que se dirigían a Compostela, los Templarios vieron en ello la posibilidad de controlar su ir y venir, al mismo tiempo que recababan todo tipo de información tanto en lo que se refiere a nuevas tendencias sociales, como en lo relativo a otras creencias religiosas ya que el Camino de Santiago no solamente era transitado por devotos cristianos, el Camino era una vía de comunicación trascendente, posiblemente una de las más importantes del mundo conocido en aquel momento, y por él circulaban personas de razas, costumbres y religiones diferentes, lo cual era sin duda una fuente inagotable de ideas y conocimientos que ellos supieron utilizar perfectamente en su propio beneficio.
Es casi imposible resumir en una conferencia la innumerable cantidad de puntos de interés turístico, arquitectónico, cultural y paisajístico que nos ofrece esta ciudad y su comarca, por ejemplo en el mismo casco urbano necesariamente hemos de girar una visita a una joya mozárabe del siglo X, la iglesia de Santo Tomás de las Ollas, como tampoco se puede pasar por alto la visita a la Basílica de la Encina del más puro estilo renacentista, en la que se venera la Virgen de la Encina, patrona de la ciudad y de todo el Bierzo, y la Torre del Reloj, y el Museo de la Radio y un largo etcétera de muchas cosas más que proporcionarán al visitante una gran satisfacción.
Cuando alguien me ha preguntado a modo informativo, a que punto de España se podría dirigir para relajarse del estrés acumulado, sin dudarlo a todos les digo lo mismo, al "Valle del Silencio", donde la tranquilidad te inunda, te invade y te transporta a un mundo de paz y sosiego que difícilmente se puede conseguir en otro sitio, los que me han hecho caso corroboran que lo que digo es cierto y dan fe de que mi consejo ha merecido la pena. Todos sin excepción vuelven como renovados espiritualmente, con la mirada limpia y serena, prueba inequívoca de que lo que buscaban lo han conseguido.
En pleno corazón de este Valle del Silencio se encuentra el pueblo Peñalba de Santiago, a donde te lleva la única carretera que existe para acceder al mismo, un pueblo bellísimo con una arquitectura popular muy "sui géneris" con sus casa amontonadas de madera y tejados cubiertos de pizarra que le confieren una estampa muy curiosa y particular; en el centro del mismo una iglesia mozárabe resto de un antiguo monasterio, nos ofrece la puerta de este mismo estilo arquitectónico más bella y perfecta que conozco, que modestamente no es poco, con un alfiz y un ajímez extraordinarios y muy bien conservados que forman un conjunto espléndido. El pueblo está circundado por los Montes Aquilianos y desde el mismo se divisa bajo una "Peña Blanca" el lugar donde está ubicada la cueva de San Genadio, que siendo obispo de Astorga renunció a la mitra y se retiró a vivir como un eremita en este recóndito lugar. La cueva está situada escasamente a dos kilómetros del pueblo y de fácil acceso, y es precisamente allí donde el silencio toma fuerza y se siente y nos recuerda aquel grito que dio el santo, "cállate", ordenando al río que desapareciese entre las piedras para que no le turbase en sus oraciones y en su vida contemplativa. El silencio se palpa.
Y el Monasterio de San Pedro de Montes, en la otra vertiente del Monte Aguiana, inicialmente de estilo visigótico, fundado en el siglo VII por San Fructuoso y su discípulo San Valerio, gran intelectual, que organizó en él un centro cultural de gran trascendencia, una especie de universidad que provocó no pocas polémicas y sobre todo una gran envidia en su superiores debido a que les usurpaba protagonismo, por lo que le obligaron a dedicarse a las labores de labranza y a la composición de poemas hasta el final de sus días. En el siglo IX, llegó San Genadio y procedió a la restauración de buena parte del Monasterio que poco a poco con el paso del tiempo se había ido deteriorando, hasta que en el siglo XII se le entregó a la Orden de los Benedictinos que lo dirigieron hasta la exclaustración de los monjes en la "primera desamortización de Mendizábal", en el año 1.835.
Y Santa María de Vizbayo, en Otero, con su modesta iglesia románica, posiblemente la más antigua de todo el Bierzo construida en este estilo, y en la que se puede admirar una pequeña ventana con arcos de herradura separados por una columnilla pequeña con capitel a modo de parteluz, que forman un conjunto bellísimo.
Y el Monasterio de Santa María de Carracedo, que todavía deja entrever en sus ruinas, la galanura de su época cisterciense y que anteriormente sirvió de recreo al rey Bermudo II el Gotoso, cuando el caudillo moro Almanzor le daba alguna que otra tregua.
Y el Monasterio de San Andrés de Espinaredo, también benedictino del siglo XII, que tuvo su importancia como centro de estudios filosóficos en su época.
Y el Monasterio de San Miguel de las Dueñas, cenobio de clausura de monjas cistercienses, cuya fundación data del siglo X, pero el conjunto arquitectónico fue sufriendo muchas y diversas transformaciones, llegando a nuestros días con un claro estilo renacentista de los siglos XVII y XVIII.
Y "Berdigum Flavium", asentamiento de astures, romanos y suevos, cuna del Bierzo, que hoy se denomina "Castro Ventosa", donde crónicas de aquel tiempo aseguran que vivió durante más de diez años Plinio el Viejo, posiblemente uno de los mayores historiadores romanos.
Y Villafranca del Bierzo, villa de francos, señorial y monumental, donde el peregrino antes de nada debe visitar la iglesia de Santiago y entrar en ella los Años Jacobeos por la "Puerta del Perdón", que solamente se abre en esos años, siendo el único punto de todo el Camino de Santiago en el que se concede el "Jubileo" a aquellos peregrinos que por razones de salud no pueden continuar hasta Compostela, este privilegio le fue otorgado en el siglo XII por el Papa Calixto II a la villa de Villafranca del Bierzo, y cuya prerrogativa sigue todavía vigente.
Muchos otros monumentos se pueden admirar en esta bellísima villa, tales como la Colegiata de Santa María de Cluniaco, románico-cluniacense, el Convento de Santa María de la Anunciada, la iglesia de San Nicolás el Real, el castillo-palacio de los Marqueses de Villafranca, el Palacio de Torquemada, donde pasaba largas temporadas el famoso inquisidor de triste recuerdo Tomás de Torquemada, y la casa del Padre Sarmiento una de las figuras más señeras de la Ilustración española del siglo XVII, y la del literato Enrique Gil y Carrasco, autor de la famosa obra "El Señor de Bembibre" que novela las andanzas de este Señor en sus enfrentamientos con el Conde de Lemos por estos pagos, y la fuente del parque coronada por Cauca, la diosa infernal romana, y la calle del Agua, típica del Camino y posiblemente una de las más artísticas y representativas del mismo.
Y no quiero perder esta oportunidad para animar a aquellos que no las conozcan, que hagan una visita a "Las Médulas", posiblemente la explotación aurífera más importante que tuvo el imperio romano en toda la Hispania, de donde se extraían, según el cronista de la época, Plinio el Viejo, más de 20.000 libras de oro al año. También Estragón 80 años antes de Cristo cita a las famosas buscadoras de pepitas de oro, llamadas "aureanas", que utilizaban unos cedazos confeccionados con cuerdas con los que tamizaban la arena del río Sil para extraer el oro. Merece la pena visitar esta explotación a cielo abierto, donde los paisajes que la naturaleza ha ido transformando durante siglos de inactividad, son de una belleza enorme.
Y aunque de una forma sucinta he hecho un recorrido por esta tierra, no quiero terminar esta conferencia sin antes dejar constancia de lo que realmente es impactante en este extraordinario valle del Bierzo y en su capital Ponferrada.
Por supuesto que son asombrosos sus monumentos, sus rincones, su gastronomía, sus vinos, sus paisajes, su historia, su cultura, pero por encima de todo sus gentes, gentes que han sido capaces de hacer de este rincón de España uno de los lugares más dinámicos y emprendedores en el terreno industrial y minero, gentes que con su sudor han conseguido importantísimos logros en el terreno agrícola, donde hablar de las excelencias de las frutas y hortalizas de esta tierra, es hablar de una vitola de calidad sobradamente contrastada. Gentes laboriosas y emprendedoras, y que además han sido extremadamente cuidadosas a la hora de mantener sus tradiciones, conservar sus costumbres y potenciar su gran cultura poniéndola con gran generosidad al alcance de todos aquellos que los visitan.
El gentilicio "berciano/a", es sinónimo de cabal, trabajador, noble, honrado y leal, no podía ser de otra forma. Su fama ha trascendido al último de los rincones.
En mis frecuentes viajes a Galicia, cuando paso por Ponferrada, esta ciudad me ofrece un aspecto extraordinario, alegre, próspera y bulliciosa, con una solidez firme y segura como promesa de un futuro que a mi forma de ver, hoy me parece más prometedor y pujante que nunca.
Muchas gracias por vuestra atención y espero que el libro que hoy presento aquí, "Un Camino hacia Santiago", os resulte ameno y os guste, ese ha sido realmente el objetivo, si lo consigo habrá merecido la pena. Gracias a todos, muchísimas gracias.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.
En el Salón de Actos de la Casa de la Cultura del Ayuntamiento de Ponferrada y con la asistencia de la responsable de la Concejalía de Cultura de la ciudad, abre la conferencia Guillermo Llamas, prestigioso arquitecto que hoy desarrolla su actividad como alto cargo en una empresa semi-pública y que en la década de los noventa del pasado siglo formó parte del gobierno de este país en el Ministerio de Defensa, su alocución pone de manifiesto las razones por las que ha venido hoy a Ponferrada, que no son otras que la gran amistad que nos une desde hace varios años. Guillermo es un verdadero enamorado del Camino de Santiago, y a la menor ocasión que se le presenta hace su escapada a cualquier lugar del mismo para disfrutar de todo lo mucho que este le ofrece. Aún recuerdo, hace aproximadamente un año, me contó que el día 21 de Marzo se acercó al Monasterio de San Juan de Ortega en tierras burgalesas, para ver ese fenómeno que ocurre coincidiendo con el equinoccio de primavera y admirar el espectáculo único y bien llamado "apoteosis de la luz", cuando un rayo de sol equinoccial penetra por la ojiva de la fachada, aproximadamente sobre las cinco de la tarde y recorre el capitel de la Anunciación ofreciéndonos una secuencia de imágenes como si de algo mágico se tratara. Un acontecimiento que dura aproximadamente unos cinco minutos, pero que en mi opinión nos envía todo un mensaje esotérico al mismo tiempo que nos habla de la fecundidad y de la vida, ya que en dicho capitel la talla presenta una sucesión de tallas que van desde la Anunciación, el Nacimiento a la Adoración de los Magos. Algo realmente magnífico que merece la pena ver; esperando eso si, que ese día luzca el sol y en ese momento no haya nubes.
A continuación tomó la palabra y después de los consabidos agradecimientos, explico el motivo fundamental por el que hoy hemos venido aquí a Ponferrada, a esta extraordinaria ciudad, capital de uno de los valles más bellos, dinámicos y fértiles de España, el Bierzo, y que no ha sido otro que el de presentar mi libro "Un Camino hacia Santiago", una obra que no es más que un recordatorio a modo de guía, de mis vivencias y experiencias a todo lo largo y ancho del Camino de Santiago, lejos de pretensiones didácticas ó de "vademecum" cultural ó literario, no tiene otra intención que recopilar y contar a mi manera todo lo que mis sentidos han percibido de una forma más ó menos clara, pero eso si, muy auténtica y veraz.
A lo largo de mi discurrir por esta mágica senda, bien llamada Vía Láctea, ó Ruta Jacobea ó Camino de Santiago, me he asombrado una y mil veces ante su inigualable monumentalidad, y quien no, habría que tener alma de piedra para no sobrecogerse en la Catedral de Jaca, en el Monasterio de San Juan de la Peña, en Roncesvalles, en Pamplona, en Santo Domingo de la Calzada, en Burgos, en Frómista, en León, en Astorga, en Ponferrada y como no en Santiago de Compostela que no cito por razones de espacio. Pero hay pequeñas cosas que uno ha visto en cada recodo del Camino, e historias que uno ha oído ó le han contado, que son muy impactantes, y aunque no tengan la trascendencia de los monumentos que jalonan el Camino, en mi opinión despiertan una gran curiosidad, al tiempo que le impregnan a uno del sabor místico del Camino, por ejemplo:
"Una noche clara en Jaca, donde se puede ver en el cielo millones de estrellas que forman una especie de "vía de leche", que es donde el Camino de Santiago toma el nombre de Vía Láctea".
"O el Cristo de la Sonrisa en Javier".
"O la sensación mística que le sobrecoge a uno en la capilla de base octogonal advocada a Nuestra Señora de Eunate".
"O la Iglesia del Crucifijo en Puente la Reina, en cuyo interior guarda un Cristo sobre una cruz en forma de "Y" (Cruz de San Andrés)".
"O Estella la Bella, repetida mil veces por la Pícara Justina en el Libro de Entretenimientos de Francisco de Ubeda, como la ciudad más bella y monumental del mundo entero"
"O la curiosidad en la fachada de la iglesia de Los Arcos en Navarra, donde una Virgen sedente solo una vez al año recibe un tímido rayo de sol, el día 15 de Junio".
"O el Brujo de Bargota", clérigo nigromante de Viana de Navarra, que un día voló a Madrid a ver una corrida de toros".
"O el Juego de la Oca, perfectamente señalado en el pavimento de la Plaza de Santiago en Logroño, cuyo origen es totalmente iniciático, y en el que nos da las pautas a seguir para las etapas del Camino de Santiago"
"O la cárcel de Navarrete en Navarra, en la que estuvo preso Bertrand de Du Guesclin, famoso militar francés a las ordenes de Don Enrique de Trastamara, al que prestó su ayuda en el enfrentamiento que tuvo con su hermano Don Pedro I el Cruel después de la Batalla de Montiel, y al que se le atribuye la famosa frase: "No quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor".
"O la Orden de la Terraza, llamada también de la Jarra, de Nájera, la más antigua de todas la ordenes caballerescas".
"O el gallinero frente al mausoleo del santo en Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada".
"O la Cruz de los Valientes entre Santo Domingo de la Calzada y Grañón, que nos habla de un litigio entre estos dos pueblos, por la posesión de una dehesa, y en cuyo enfrentamiento no hubo vencedor ni vencido".
"O la de San Juan de Ortega, santo precursor de la fecundación, en especial de hijos varones, donde Isabel la Católica, tras siete años de matrimonio sin conseguir descendencia, acude al Santuario y ordena abrir la tumba del santo, de donde sale un enjambre de abejas dejando en el ambiente un penetrante olor a perfume; y al mes de su visita nacería el príncipe Juan, que moriría a los 19 años, y un año más tarde la princesa Juana".
O las ruinas del Convento de San Antón, a 3 kilómetros de Castrojeriz, sede la Orden de los Antonianos, que curaban el "fuego de San Antón" con su báculo en forma de tau "T":
"O Frómista en cuya plaza se haya una estatua de San Telmo natural de esta villa, patrono de los navegantes, curiosamente a cientos de kilómetros del mar"
"O ya cruzado el río Carrión, en plena Tierra de Campos, escuchar todavía nostálgicos recuerdos de una época remota: "No se llame Señor quién en Tierra de Campos no tenga terrón".
"O Sahagún llamada desde hace siglos la Cluny española, por la gran profusión de monumentos de estilo románico cluniacense que existen en la villa".
"O el Puente de Villarente, donde un canónigo de la Catedral de León ordenó que hubiese siempre una borrica dispuesta para trasladar a los peregrinos enfermos; y de ahí el dicho popular que hoy todavía está en vigor: "Aquella burra fue la primera ambulancia oficial del Camino".
"O las "Justas Caballerescas" ó "Paso Honroso", en Puente de Orbigo, donde Don Suero de Quiñones desafió a cuantos caballeros quisieron aceptar su reto, todo ello para, "librarse del juramento hecho a Doña Leonor de Tovar, de llevar al cuello todos los jueves del año, una argolla de hierro, que simbolizaba el inquebrantable amor por su amada".
"O la espiritualidad de la Catedral de León, basada en una armonía pitagórica, cuyo número base es el tres, y la superficie el "triángulo equilátero": "Tres partes en su planta, tres fachadas, cada fachada tres puertas, la longitud tres veces la altura, la elevación de la nave central tres veces su ancho".
"O la famosa fiesta anual de "Las Cabezadas", que se celebra el segundo domingo después de Pascua en la plaza de la Basílica de San Isidoro de León, presidida por el "Milagroso Pendón de Baeza" que tiene honores de Capitán General, y cuyo argumento es: "La entrega por parte del Ayuntamiento de la ciudad al Cabildo Isidoriano, de un cirio de arroba bien cumplida y dos haces de cera"; y la discusión secular trata de si esa entrega es voluntaria, con lo que sería una "oferta", u obligatoria con lo cual sería un "voto ó foro". El nombre de la fiesta deriva de las profundas inclinaciones de cabeza con que se despiden los canónigos y los munícipes".
"O el Museo de los Caminos de Astorga, que recoge interesantes recuerdos de las cuatro vías que cruzan esta ciudad milenaria: EL CAMINO DE SANTIAGO, LA RUTA DE LA PLATA, LA CALZADA ROMANA Y LA ARRIERIA MARAGATA".
"O la estatua de Don Aquilino Pastor en Santa Catalina de Somoza, de donde era oriundo, que fue el más célebre y virtuoso tamborilero que ha tenido La Maragatería, y que murió a la edad de 102 años".
"O las típicas construcciones celtas, llamadas "pallozas" en O Cebreiro (Galicia), y que en el Ganso (Maragatería-León), se empiezan a ver y se las denomina "teitadas".
"O los hornos de cal en los alrededores de Triacastela, desde donde los peregrinos cogían una piedra de cal y la llevaban hasta Santiago, contribuyendo así a la construcción de la Catedral".
"O el Monasterio de Samos que desde su fundación en el siglo VI, hasta el siglo X, tuvo abad y abadesa al mismo tiempo. Los primero fueron el abad Argerico y su hermana la abadesa Sarra".
"O la campana de la iglesia de Paradela, "cuyos tañidos evitan los partos difíciles".
"O la iglesia románica de San Nicolás de Portomarín, que cuando fue anegado el pueblo por el embalse de Belesar, se trasladó piedra a piedra y se volvió a levantar de nuevo, pero sin seguir las pautas de construcción de las iglesias cristianas, de ahí que dentro de la misma no se perciba esa sensación de sacralidad de los templos cristianos; se ha llegado a decir, y creo que acertadamente, que esta iglesia está "DESORIENTADA".
"O Lavacolla, que en lenguaje romance "colla" se refiere a las partes pudendas tanto de mujeres como de hombres, y donde los peregrinos debían lavárselas, para presentarse de "buen ver" ante el Apóstol".
"O el Botafumeiro, famosísimo incensario de la Catedral de Santiago, que aparte de quemar incienso como acto sacralizado, tenía además la función de que su combustión contrarrestase el rancio y fétido olor que despedían los peregrinos después de las largas y agotadoras jornadas del Camino".
Y muchísimas cosas más que me dejo en el camino, nunca mejor dicho, pero podríamos eternizarnos sin llegar jamás a un punto satisfactorio, por eso desde este momento quiero centrarme solo en lo concerniente a Ponferrada y el Bierzo, que no es poco, y con la certeza que también me dejaré un montón de cosas en el tintero.
************************************
Después de haber coronado la cumbre de Foncebadón, el Monte Irago, con sus 1.500 metros de altitud, y cumplido con el ritual de arrojar la piedra cargada de deseos a ese enorme montón formado por los anhelos de de millones de peregrinos, y en cuyo alto se yergue con humilde altivez la famosa "Cruz de Ferro", que no es más que una sencillísima cruz de hierro clavada en lo alto de un mástil de madera y que parece arañar el cielo como intercediendo para que las súplicas de los caminantes se vean sobradamente cumplidas, iniciamos la bajada desde esa línea fronteriza que separa la Maragatería del Bierzo, serpenteando por una carretera en la que nos encontramos pueblos abandonados como Manjarín ó en semirruina como el Acebo, en el cual nos desviamos para visitar la "Herrería de Compludo", joya medieval ó posiblemente romana, en la que podemos admirar con sumo interés como antiguamente los herreros, con su arcana sabiduría lograron domeñar el hierro haciendo confluir los cuatro elementos: "Agua, aire, fuego y tierra (metal)".
Pasamos el puente del "mal paso" sobre el río Meruelo de construcción romana y entramos en Molinaseca, uno de los pueblos más típicos del Camino, con su bellísima calle Real cuyas casas blasonadas a ambos lados de la misma, nos hablan de un pasado glorioso en el que incluso llegar a dar albergue a toda una reina, a Doña Urraca, que lo fué de Castilla y León.
Y por el Puente Mascarón, perfectamente restaurado y muy bien conservado, que atraviesa el río Boeza, llegamos a Ponferrada, (Pons ferrata), cuyo nombre le viene del puente de hierro que mandó construir Osmundo, obispo de Astorga en el año 1.082, para comodidad de los peregrinos a la hora de atravesar el caudaloso río Sil.
Pero sin lugar a dudas, uno de los monumentos más señeros y al mismo tiempo más espectaculares por los que es conocido Ponferrada, es el Castillo de los Templarios, cuya construcción de enormes dimensiones, choca curiosamente que este tan alejado de los frentes de guerra contra los moros, que era donde precisamente se levantaban este tipo de construcciones, por lo que se especula que su enorme protección sirviera para guardar celosamente en su interior tesoros de incalculable valor.
El erudito Fulcanelli, en su obra "Moradas filosofales", nos dice que el Santo Grial y el Arca de la Alianza, fueron traídos desde Jerusalén por los monjes guerreros y que fueron depositados y custodiados en esta fortaleza por doce Caballeros Templarios; y aunque esto no deja de ser una leyenda que muchos quieren adornarla con visos de realidad, pienso que no es más que eso, una fábula literaria, es decir un mito ó leyenda, aunque si es bien cierto que todo ello ha dado pié a innumerables páginas que nos hablan de la importancia que en su día tuvo la Orden del Temple en estas tierras.
No solamente tenían los Templarios en esta zona el castillo de Ponferrada, también controlaban los castillos de Cornatel, Corullón y Sarracín, lo que prueba que la zona como tal era considerada por ellos de un valor muy considerable.
Ponferrada, que fue entregada por el rey de León, Fernando II a la Orden del Temple, como enclave estratégico geográfico, tuvo una enorme importancia para ellos en todo tipo de cuestiones y objetivos. En sus tierras circundantes, es decir en todo el valle del Bierzo, la Orden experimentó y desarrollo la explotación agropecuaria hasta unos niveles desconocidos en aquellos tiempos. Un notable entramado de encomiendas, bailías y granjas, les sirvieron como laboratorios experimentales para la mejora productiva de estas fértiles tierras en las que los Templarios alcanzaron unos resultados realmente inimaginables. Consiguieron un mayor y lucrativo rendimiento del campo, controlaron las plagas que con tanta frecuencia asolaban las cosechas, mejoraron los sistemas de riego y aplicaron con gran conocimiento las épocas idóneas de siembra en función de los ciclos lunares.
En el terreno de la minería, explotaron las minas de oro de la zona, mejorando incluso los sistemas utilizados por los romanos, como el "ruina montium" que aunque lo siguieron utilizando, lo mejoraron y al mismo tiempo establecieron un sistema preventivo de alarma para evitar que las aguas que llegaban a las minas con gran ímpetu por una canalización estratégicamente diseñada, y que después de remover miles de metros cúbicos de tierras para descubrir el preciado metal, en su desagüe torrencial al río Sil, causara el menor número de bajas entre los trabajadores y habitantes de la zona, algo que Roma nunca tuvo en cuenta, ya que las gentes que allí trabajaban eran considerados esclavos y por lo tanto no tenían ni derecho a la vida.
Y a todo lo largo del Bierzo desde la Maragatería hasta las tierras gallegas de O Cebreiro, como obligado camino de paso de los peregrinos que se dirigían a Compostela, los Templarios vieron en ello la posibilidad de controlar su ir y venir, al mismo tiempo que recababan todo tipo de información tanto en lo que se refiere a nuevas tendencias sociales, como en lo relativo a otras creencias religiosas ya que el Camino de Santiago no solamente era transitado por devotos cristianos, el Camino era una vía de comunicación trascendente, posiblemente una de las más importantes del mundo conocido en aquel momento, y por él circulaban personas de razas, costumbres y religiones diferentes, lo cual era sin duda una fuente inagotable de ideas y conocimientos que ellos supieron utilizar perfectamente en su propio beneficio.
Es casi imposible resumir en una conferencia la innumerable cantidad de puntos de interés turístico, arquitectónico, cultural y paisajístico que nos ofrece esta ciudad y su comarca, por ejemplo en el mismo casco urbano necesariamente hemos de girar una visita a una joya mozárabe del siglo X, la iglesia de Santo Tomás de las Ollas, como tampoco se puede pasar por alto la visita a la Basílica de la Encina del más puro estilo renacentista, en la que se venera la Virgen de la Encina, patrona de la ciudad y de todo el Bierzo, y la Torre del Reloj, y el Museo de la Radio y un largo etcétera de muchas cosas más que proporcionarán al visitante una gran satisfacción.
Cuando alguien me ha preguntado a modo informativo, a que punto de España se podría dirigir para relajarse del estrés acumulado, sin dudarlo a todos les digo lo mismo, al "Valle del Silencio", donde la tranquilidad te inunda, te invade y te transporta a un mundo de paz y sosiego que difícilmente se puede conseguir en otro sitio, los que me han hecho caso corroboran que lo que digo es cierto y dan fe de que mi consejo ha merecido la pena. Todos sin excepción vuelven como renovados espiritualmente, con la mirada limpia y serena, prueba inequívoca de que lo que buscaban lo han conseguido.
En pleno corazón de este Valle del Silencio se encuentra el pueblo Peñalba de Santiago, a donde te lleva la única carretera que existe para acceder al mismo, un pueblo bellísimo con una arquitectura popular muy "sui géneris" con sus casa amontonadas de madera y tejados cubiertos de pizarra que le confieren una estampa muy curiosa y particular; en el centro del mismo una iglesia mozárabe resto de un antiguo monasterio, nos ofrece la puerta de este mismo estilo arquitectónico más bella y perfecta que conozco, que modestamente no es poco, con un alfiz y un ajímez extraordinarios y muy bien conservados que forman un conjunto espléndido. El pueblo está circundado por los Montes Aquilianos y desde el mismo se divisa bajo una "Peña Blanca" el lugar donde está ubicada la cueva de San Genadio, que siendo obispo de Astorga renunció a la mitra y se retiró a vivir como un eremita en este recóndito lugar. La cueva está situada escasamente a dos kilómetros del pueblo y de fácil acceso, y es precisamente allí donde el silencio toma fuerza y se siente y nos recuerda aquel grito que dio el santo, "cállate", ordenando al río que desapareciese entre las piedras para que no le turbase en sus oraciones y en su vida contemplativa. El silencio se palpa.
Y el Monasterio de San Pedro de Montes, en la otra vertiente del Monte Aguiana, inicialmente de estilo visigótico, fundado en el siglo VII por San Fructuoso y su discípulo San Valerio, gran intelectual, que organizó en él un centro cultural de gran trascendencia, una especie de universidad que provocó no pocas polémicas y sobre todo una gran envidia en su superiores debido a que les usurpaba protagonismo, por lo que le obligaron a dedicarse a las labores de labranza y a la composición de poemas hasta el final de sus días. En el siglo IX, llegó San Genadio y procedió a la restauración de buena parte del Monasterio que poco a poco con el paso del tiempo se había ido deteriorando, hasta que en el siglo XII se le entregó a la Orden de los Benedictinos que lo dirigieron hasta la exclaustración de los monjes en la "primera desamortización de Mendizábal", en el año 1.835.
Y Santa María de Vizbayo, en Otero, con su modesta iglesia románica, posiblemente la más antigua de todo el Bierzo construida en este estilo, y en la que se puede admirar una pequeña ventana con arcos de herradura separados por una columnilla pequeña con capitel a modo de parteluz, que forman un conjunto bellísimo.
Y el Monasterio de Santa María de Carracedo, que todavía deja entrever en sus ruinas, la galanura de su época cisterciense y que anteriormente sirvió de recreo al rey Bermudo II el Gotoso, cuando el caudillo moro Almanzor le daba alguna que otra tregua.
Y el Monasterio de San Andrés de Espinaredo, también benedictino del siglo XII, que tuvo su importancia como centro de estudios filosóficos en su época.
Y el Monasterio de San Miguel de las Dueñas, cenobio de clausura de monjas cistercienses, cuya fundación data del siglo X, pero el conjunto arquitectónico fue sufriendo muchas y diversas transformaciones, llegando a nuestros días con un claro estilo renacentista de los siglos XVII y XVIII.
Y "Berdigum Flavium", asentamiento de astures, romanos y suevos, cuna del Bierzo, que hoy se denomina "Castro Ventosa", donde crónicas de aquel tiempo aseguran que vivió durante más de diez años Plinio el Viejo, posiblemente uno de los mayores historiadores romanos.
Y Villafranca del Bierzo, villa de francos, señorial y monumental, donde el peregrino antes de nada debe visitar la iglesia de Santiago y entrar en ella los Años Jacobeos por la "Puerta del Perdón", que solamente se abre en esos años, siendo el único punto de todo el Camino de Santiago en el que se concede el "Jubileo" a aquellos peregrinos que por razones de salud no pueden continuar hasta Compostela, este privilegio le fue otorgado en el siglo XII por el Papa Calixto II a la villa de Villafranca del Bierzo, y cuya prerrogativa sigue todavía vigente.
Muchos otros monumentos se pueden admirar en esta bellísima villa, tales como la Colegiata de Santa María de Cluniaco, románico-cluniacense, el Convento de Santa María de la Anunciada, la iglesia de San Nicolás el Real, el castillo-palacio de los Marqueses de Villafranca, el Palacio de Torquemada, donde pasaba largas temporadas el famoso inquisidor de triste recuerdo Tomás de Torquemada, y la casa del Padre Sarmiento una de las figuras más señeras de la Ilustración española del siglo XVII, y la del literato Enrique Gil y Carrasco, autor de la famosa obra "El Señor de Bembibre" que novela las andanzas de este Señor en sus enfrentamientos con el Conde de Lemos por estos pagos, y la fuente del parque coronada por Cauca, la diosa infernal romana, y la calle del Agua, típica del Camino y posiblemente una de las más artísticas y representativas del mismo.
Y no quiero perder esta oportunidad para animar a aquellos que no las conozcan, que hagan una visita a "Las Médulas", posiblemente la explotación aurífera más importante que tuvo el imperio romano en toda la Hispania, de donde se extraían, según el cronista de la época, Plinio el Viejo, más de 20.000 libras de oro al año. También Estragón 80 años antes de Cristo cita a las famosas buscadoras de pepitas de oro, llamadas "aureanas", que utilizaban unos cedazos confeccionados con cuerdas con los que tamizaban la arena del río Sil para extraer el oro. Merece la pena visitar esta explotación a cielo abierto, donde los paisajes que la naturaleza ha ido transformando durante siglos de inactividad, son de una belleza enorme.
Y aunque de una forma sucinta he hecho un recorrido por esta tierra, no quiero terminar esta conferencia sin antes dejar constancia de lo que realmente es impactante en este extraordinario valle del Bierzo y en su capital Ponferrada.
Por supuesto que son asombrosos sus monumentos, sus rincones, su gastronomía, sus vinos, sus paisajes, su historia, su cultura, pero por encima de todo sus gentes, gentes que han sido capaces de hacer de este rincón de España uno de los lugares más dinámicos y emprendedores en el terreno industrial y minero, gentes que con su sudor han conseguido importantísimos logros en el terreno agrícola, donde hablar de las excelencias de las frutas y hortalizas de esta tierra, es hablar de una vitola de calidad sobradamente contrastada. Gentes laboriosas y emprendedoras, y que además han sido extremadamente cuidadosas a la hora de mantener sus tradiciones, conservar sus costumbres y potenciar su gran cultura poniéndola con gran generosidad al alcance de todos aquellos que los visitan.
El gentilicio "berciano/a", es sinónimo de cabal, trabajador, noble, honrado y leal, no podía ser de otra forma. Su fama ha trascendido al último de los rincones.
En mis frecuentes viajes a Galicia, cuando paso por Ponferrada, esta ciudad me ofrece un aspecto extraordinario, alegre, próspera y bulliciosa, con una solidez firme y segura como promesa de un futuro que a mi forma de ver, hoy me parece más prometedor y pujante que nunca.
Muchas gracias por vuestra atención y espero que el libro que hoy presento aquí, "Un Camino hacia Santiago", os resulte ameno y os guste, ese ha sido realmente el objetivo, si lo consigo habrá merecido la pena. Gracias a todos, muchísimas gracias.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.
1 comentario:
Querido tío, me acabo de sorprender, muy positivamente, al encontrar este blog tuyo.
Siempre has sido un hombre de buenas palabras y mejores hecho, ahora me asombras de nuevo con tu estilo literario.
Te envío un abrazo, tio Lilis (si me permites la licencia)
Tu sobrino Chete
Publicar un comentario