jueves, 25 de noviembre de 2010

TOLEDO. (Mis viajes por España)

Decir Toledo es mentar sin lugar a dudas una de las metrópolis más impresionantes y sensacionales del planeta. Posiblemente sea una de esas pocas ciudades cuyos inciertos orígenes se pierden misteriosamente en la noche de los tiempos. El rigor histórico nos aporta datos fidedignos de un pasado relativamente cercano, del que podemos decir que existe constancia ratificada, y que nace a partir del comienzo de la Edad de Bronce cuando las tribus carpetanas descendientes de los celtas, repararon en este enclave como un lugar privilegiado para fijar aquí su centro neurálgico, ejemplo que siguieron los romanos desde el siglo II a. de Cristo y posteriormente los visigodos cuyo rey Leovigildo la hizo sede capitalina de su reino en el último cuarto del siglo VI, y así sucesivamente hasta llegar a nuestros días. Toledo fue siempre un lugar privilegiado y ansiado por todos los que de alguna forma ostentaron el poder en cada una de las épocas. Nombrar Toledo es citar a la "Ciudad Imperial" cuyo adjetivo le fue otorgado por haber sido sede de la corte del emperador Carlos I de España y V de Alemania. Cualquier referencia de Toledo es aludir a la "Ciudad de las tres culturas", por el hecho de haber convivido pacificamente en ella cristianos, judíos y árabes dentro de un régimen de tolerancia perpetuado durante siglos. Por eso Toledo es la ciudad por antonomasia, la ciudad eterna, la ciudad que ha superado todo tipo de vicisitudes, con toda seguridad es una de las pocas ciudades que ha dado luz y sabiduría al mundo entero, llevando el poso de la cultura que allí se generaba hasta los rincones más recónditos de la tierra. Toledo es sin duda alguna la ciudad de las ciudades.

Creo que es necesario hacer una aclaración sobre la tan traída y llevada "tolerancia" entre los pueblos y creencias cristiana, judía y musulmana, sobre lo cual existe una gran controversia. Se asegura, no de una forma baladí sino con sólidos fundamentos, que la relación entre ellos fue más bien una convivencia de soportarse nunca de tolerarse; por supuesto y eso es innegable que el sector mas culto de cada uno de estos pueblos fuese muchísimo más condescendiente con los demás, pero en parte por razones egoistas, con el fin de aprovecharse del conocimiento y de la sabiduría de los otros, más que por compartir sentimientos o creencias. Pero nadie puede negar que a pesar de ese odio visceral que existía entre los miembros de una y otra religión, auspiciado y fomentado por los "totem" y clérigos de cada una de ellas, el saber que nos dejaron unos y otros ahí está y eso en gran parte tuvo que ser debido a la condescendencia y al respeto que se tuvieron entre si, sino hubiese sido materialmente imposible que nos dejaran tal bagaje cultural.

Estoy convencido que por muy meticuloso que sea y por mucho afán que ponga a la hora de relatar toda su grandeza tratando de no olvidarme de nada, siempre me dejaré muchísimas cosas sin nombrar, cosas en las que yo personalmente he recreado mi vista en ellas en infinidad de ocasiones, lugares en los que me he empapado de sus anécdotas e incluso habré invertido miles de horas en conocer la gran cantidad de leyendas de todo tipo que circulan en torno a su fascinante historia. De todas las ciudades de España quizás sea una de las que mas veces haya visitado a lo largo de mi vida. Por razones de trabajo, por ocio y por la gran cantidad de amigos que allí tengo, Toledo siempre ha sido uno de mis lugares preferidos, ha sido y es como si fuera un faro guía que ha marcado y marca mi lugar de destino, mi punto de referencia, el sitio donde verdaderamente he encontrado respuestas a casi todas mis dudas, es la meta, la alegoría, el final del camino, por eso en más de una ocasión he dicho; "Si me pierdo en algún sitio, que me busquen en Toledo". Jamás me cansaré de visitar Toledo, de pasearme por sus calles dejándome seducir por ese hechizo secular que a más de uno le hizo derramar lágrimas de pena cuando abandonó esta ciudad. Nunca me negaré a acompañar a un amigo a recorrer sus calles y plazas cargadas de embrujo y de misterio. Es todo un lujo aprovechar cualquier ocasión que se presente para acercarme a Toledo. Una ciudad con magia, con encanto y sobre todo con una belleza inigualable. Sin duda es una osadía por mi parte, pero me atrevería a decir que es imperdonable vivir en España y no conocer Toledo.

Situada sobre una colina en la márgen derecha del río Tajo, que la circunvala con un meandro conocido como el "Torno del Tajo". Desde el año 1940 fue declarada Conjunto Histórico Artístico, y desde el año 1987 la UNESCO le concedió el título bien merecido de Patrimonio de la Humanidad.

Empezamos nuestra visita a la ciudad, como no, entrando en la misma por la "Puerta Bisagra" (nueva), que aunque es de orígen musulmán, la zona inferior forma parte de un conjunto constructivo como continuación de la muralla, ofreciéndonos dos torreones cuadrados rematados con tejados y un escudo. La parte exterior que está unida a la interior por dos muros almenados forman un patio entre ellos, obra que se le atribuye al arquitecto español Alonso de Covarrubias que la reconstruyó en el siglo XVI. Dos torreones circulares y almenados y un cuerpo central con un arco de medio punto y sobre este el escudo de Carlos I (V), de enormes dimensiones con su águila bicéfala, nos ofrece todo su explendor artístico. Aunque son dos cuerpos independientes, el conjunto resultante es como si fuera uno solo de una gran belleza y un empaque extraordinarios. Subimos hasta la Plaza de Zocodover que durante muchos años fue el centro neurálgico de la ciudad, y cuyo nombre procede del árabe que significa "Mercado de bestias de carga". Desde aquí, desde esta famosa plaza que en su día sirvió como plaza de toros y que además fue el lugar donde se llevaban a cabo los "Autos de fé" de la Inquisición, así como la ejecución de reos, vamos a iniciar nuestro tour de la ciudad.






Así pués dada la cercanía a Zocodover, empezamos nuestra visita por "El Alcázar". Una fortificación sobre rocas situada en la parte más alta de la ciudad. Fue palacio romano desde el siglo III y remozado por los reyes Alfonso VI y Alfonso X, pero en el siglo XVI durante el reinado de Carlos I, fue cuando se realizó una verdadera remodelación para adaptarlo como residencia oficial de los reyes. En este reforma el principal arquitecto fue Alonso de Covarrubias, pero la mano de Juan de Herrera quedó reflejada en la monumental escalera bajo bóveda de cañón en el ala meridional del edificio. Este edificio alcanzó triste fama durante la Guerra Civil Española por la defensa que hizo desde su interior el sublevado coronel Moscardó, durante 70 días, desde el 22 de Julio al 28 de Septiembre de 1.936, quedando totalmente destruído, siendo reconstruído al finalizar dicha guerra. Hoy el edificio alberga la Biblioteca de Castilla la Mancha y el Museo del Ejército.









Serpenteando por sus estrechas calles nos acercamos a la "Catedral", llamada también Catedral Primada de Toledo. Su estilo es gótico y su construcción se inicia por orden del rey Fernando III el Santo en el siglo XIII, cuyas obras duran hasta finales del siglo XV ya en el reinado de los Reyes Católicos. La fachada es de una espectacularidad impresionante, con sus tres puertas principales denominadas respectivamente, la "Puerta de los Reyes", en el centro; la "Puerta del Juicio Final o del Perdón", en la derecha y la "Puerta del Infierno", a la izquierda. Otras puertas de acceso a la Catedral son las de "El Reloj", la más antigua de todas las puertas que data del siglo XIV, sobre esta puerta se encuentra el roseton con las vidrieras más antiguas, la de los "Leones" la más moderna de todas fue construída en los siglos XV y XVI y llamada así por los leones que coronan las columnas de la reja, la "Llana" levantada en 1.800 siendo la única puerta de entrada a la Catedral que está a ras de suelo, la de "Santa Catalina" de estilo gótico tardío, siendo una de las dos puertas que se abren al claustro, y por último la de la "Presentación" de estilo plateresco ricamente tallada en una piedra muy blanca.












Dentro de la Catedral son muchísimas las cosas que podemos admirar, por ejemplo las dos capillas sobre las que destaca la Capilla Mayor que alberga una gran cantidad de obras de arte, empezando por el propio recinto en el que se distingue un retablo gótico florido, posiblemente una de las últimas manifestaciones de este estilo arquitectónico antes de dar paso al Renacimiento. La Capilla Mozárabe, cuyo nombre se debe al Cardenal Cisneros cuya construcción finalizó en el año 1.500, y con lo que Cisneros trató de mantener el rito hispano-árabe incluso en contra del clero más fundamentalista que lo consideraba una herejía. La Capilla de los Reyes Nuevos, fundada por Enrique II de Trastamara y que desde hace siglos está sin culto; desconozco el motivo. Otras capillas situadas en la girola merecen una esmerada observación, tales como la de Santa Lucía, los Reyes Viejos, Santa Ana, San Juan Bautista, San Gil y San Ildefonso, esta situada al lado de el "Transparente", con toda seguridad una de las obras más importantes del estilo rococó-churrigueresco español y cuyo autor fue Narciso Tomé, la capilla de Santiago con su magnifico retablo y sus enterramientos, Santa Leocadia, Cristo de la Columna la más pequeña de todas pero con un retablo que contiene bellísimas tallas. Las del muro sur: Capilla de la Epifanía, de la Concepción y las de San Martín y San Eugenio. Y las del muro norte: San Pedro, Piedad, Señora de la Antigua y de Doña Teresa de Haro. Existe otra zona situada en el lado norte de la Catedral cuya estancia más imponente es la Sacristía, un espacio de grandes dimensiones con dos salas contiguas; antesacristía y vestuario La Sacristía en si es un conjunto fastuoso de gran belleza, de la que yo personalmente destacaría las pinturas del techo obra de Lucas Jordán. Al lado mismo de la Sacristía se encuentran las Capillas de la Virgen del Sagrario y la del Ochavo, y este conjunto podemos considerarlo como una magnífica muestra del arte herreriano. En la Capilla del Ochavo, se guarda un trozo del velo rasgado de Santa Leocadia así como el cuchillo del rey visigodo Recesvinto que según dice la leyenda, se lo prestó a San Ildefonso para que llevara a cabo la partición de dicho velo cuando la santa se apareció en el año 666. En esta extraordinaria Catedral podríamos estar un sinfín de días y siempre encontraríamos rincones, esculturas, cuadros, retablos y tallas con lo que entusiámarnos; es tal la cantidad de arte que atesora este monumento que siempre que uno vuelve encuentra verdaderas joyas que no había reparado antes en ellas. En la Capilla del Tesoro se encuentra la famosa custodia encargada por el Cardenal Cisneros y realizada por el orfebre Enrique de Arfe y en cuya elaboración se tardaron siete años; una pieza de estilo gótico con un trabajo expléndido. Se dice que la custodia lleva 183 kgs. de plata y 13 kgs. de oro. Desde finales del siglo XVI esta custodia se saca año tras año en la procesión del Corpus Christi por las calles de la ciudad.

Nos dirigimos ahora al Monasterio de San Juan de los Reyes, emblema del gótico isabelino, construído por orden de Isabel la Católica en conmemoración de la victoria en la Batalla de Toro, y con la intención de que fuese mausoleo real. Su estructura es de una sola nave, muy estrecha y muy larga. Destaca el crucero de grandes proporciones y perfectamente jerarquizado, con una verja separando a los nobles del pueblo. El presbiterio está elevado y se sube a él mediante una espectacular escalinata. En la parte posterior el coro sobre un arco carpanel conformando dos capillas. El Claustro se puede considerar una de las joyas más importantes del gótico de transición al renacimiento en toda España, y se accede a él por la parte sur de la iglesia a través de dos puertas desde el crucero y la nave.

Visitar la Iglesia de Santo Tomé diría que es obligado, ya que el interior de la bellísima capilla plateresca alberga la obra magna de El Greco, "El entierro del Conde Orgaz", sin duda el cuadro más importante pintado por este pintor griego asentado en Toledo y donde desarrolló su extraordinaria carrera como el gran maestro que fue. Al margen del cuadro lo más interesante de este monumento es la expléndida torre, sin duda la mejor representación del arte mudejar toledano.

Ahora nos dirigimos a visitar las sinagogas judías, que como dijo el poeta Yehuda ben Shlomo en el siglo XII: "Allí a Toledo emigraron las tribus del Señor. ¡Cuantas sinagogas hay en ella de belleza incomparable! Allí toda el alma alaba al Señor".

Santa María la Blanca construída en el siglo XII en estilo mudejar, con paredes blancas y lisas, arcos de herradura y pilares octogonales. Desde su inauguración hasta finales del siglo XVI, la sinagoga fue llamada Sinagoga Mayor, y ella fue centro de oración y de estudio de la comunidad judía. A partir del siglo XV es cuando esta sinagoga se convierte en una iglesia cristiana al ser cedida a la Orden de Calatrava y con advocación a la Virgen María. A mediados del siglo XVI el Cardenal Siliceo la destina a centro de mujeres públicas arrepentidas. Desde el comienzo del siglo XVII al XVIII estuvo sin utilidad alguna, y es a partir del XVIII cuando se utiliza como cuartel de las tropas que había en Toledo. Durante la invasión napoleónica se dedicó a depósito de mercancías, hasta que a mediados del siglo XIX es declarada Monumento Nacional, y es a partir de la Guerra Civil Española que se vuelve a entregar a la iglesia católica. En la actualidad aparte de ser visitada multitudinariamente se utiliza como centro de actos y encuentros culturales.









La Sinagoga del Tránsito, también de estilo mudejar, construída en el siglo XIV. A finales del XV con la expulsión de los judíos, la sinagoga al igual que la de Santa María la Blanca se entrega a la Orden de Calatrava que la convierten en iglesia para el culto cristiano. Desde entonces a lo largo de los siglos ha sufrido remodelaciones muy significativas, tanto en estilo renacentista y plateresco, como en la policromía de los techos y de los frisos que le confieren a esta sinagoga la condición de ser una de las mejor conservadas de toda España. Hoy este monumento alberga el Museo Sefardí el cual tiene como objetivo preservar el importante tesoro cultural hispano-judío.

La casa Museo de El Greco, situada en plena judería toledana. En ella se pueden admirar un buen número de obras del maestro heleno. "El Apostolado", "El Redentor", "San Bernardino", etc. y otras más, así como otras obras de escultores y pintores de lo siglos XVI y XVII.

El Puente de Alcántara, cuya construcción primitiva fue romana, siendo a lo largo de los siglos varias veces reconstruído, ya que sufría grandes desperfectos por los continuos asedios que sufría la ciudad. En la parte occidental un torreón de defensa permite la entrada por una puerta que da acceso al puente, y en la parte oriental donde anteriormente había otro torreón, y que fue sustituido por un arco triunfal de estilo barroco construido a principios del siglo XVIII.

El Puente de San Martín de cinco arcos apuntados sobre sólidos pilares. Situado en el oeste de la ciudad, y era por el que se accedía a la misma. Durante los enfrentamientos de Don Pedro I y Don Enrique de Trastamara sufrió grandes desperfectos, siendo reconstruido en repetidas ocasiones, al igual que en siglos posteriores.

El Hospital de Santa Cruz hoy convertido en museo, de bellísima factura, en el que se entremezclan los estilos gótico en las bóvedas y el renacentista en la estructura y en la fachada con la ornamentación de todo el conjunto de un trazado preciosista que gira en torno a ese estilo tan fastuoso como es el plateresco.

El Hospital de Tavera data del siglo XVI siendo del más puro estilo renacentista. Por su lejanía del centro urbano popularmente se le apodó "Hospital de Afuera". El edificio está formado por dos patios, la iglesia y el palacio-museo. El museo de denomina Museo Fundación Lerma y en el se exponen las colecciones artísticas de la Casa de Medinaceli, destacando cuadros de pintores como: El Greco, Ribera, Tintoretto, Tiziano, etc. así como la Sección de Nobleza del Archivo Histórico Nacional.

La ermita de la Virgen de la Vega, a las afueras de la ciudad, construída sobre la Basílica visigoda de Santa Leocadia. El ábside de estilo mudéjar es de una belleza sin par. A lo largo de los siglos ha sufrido importantes obras y transformaciones, la última después de la Guerra de la Independencia que hubo que reedificarla casi totalmente destinándose desde ese momento como advocación al "Cristo de la Vega". Es famosa la leyenda de Diego Martínez y Dona Inés de Vargas, el caballero que se fue a la guerra de Flandes y regresó sin el anillo de compromiso y sin querer cumplir la promesa de matrimonio y amor eterno que le había prometido delante de la imagen del Cristo; esta fábula dió orígen al famoso poema "A buen juez mejor testigo", escrito por José Zorrilla. Curiosamente esta talla no muestra la forma habitual de la crucifixión, sinó que tiene una mano desclavada. En torno a este Cristo y a su ermita existe una gran cantidad de leyendas; "El Cristo de la luz", "La mano horadada", "La peña del rey moro", "Luz imperecedera", etc.








Para mi la leyenda más importante y que más ha dado que hablar desde siempre ha sido la "Cueva de Hércules", unas excavaciones subterráneas de la época de la dominación romana. La leyenda dice que el rey Alarico depositó en ellas un tesoro que nadie puede descubrir ya que si se hiciera desaparecería la historia de España y además los que lo descubrieran morirían . Cuenta la fábula que Don Rodrigo, último rey visigodo, abrió el tesoro y murió pocos meses después en la Batalla de Guadalete, asimismo cuenta la tradición popular que en siglo XVI unos enviados por orden del Cardenal Silíceo descendieron al interior de las cuevas y pocas semanas después fueron muriendo uno trás otro en un plazo de 30 días. ¿Que se dice que contiene el tesoro de Alarico?, hay opiniones para todos los gustos, desde la "Mesa de Salomón", ("Tabla o Espejo de Salomón"), en la que el rey sabio escribió todo el conocimiento del Universo, hasta el "Santo Grial", que fue la copa usada por Jesucristo en la Ultima Cena, de la que se dice que posee poderes milagrosos o el gran tesoro traído por los romanos de Jerusalén a Roma en el que además de la Mesa de Salomón se incluía la "Menorah o Candelabro de 7 brazos judío" ; y trás la caída del Imperio Romano los visigodos que poseían maravillosos tesoros de oro y piedras preciosas, trasladaron todo a Francia, (Toulouse y Cascassonne) y ante la presión de los merovingios transportaron sus riquezas a la península Ibérica, en principio a Barcelona y por último a Toledo capital de los godos, historias que trascendieron incluso al Tercer Reich, lo que obsesionó a Himmler en su búsqueda obsesiva para conseguir el Santo Grial a fin de llevarlo a la "Mesa redonda de piedra de los 12 Caballeros de Wewelsburg", para seguir el simil iniciático del rey Arturo. ¿Nos lo creemos?, bueno uno es libre de creer lo que quiera, pero lo que si recomiendo es que investigue y se documento sobre todo esto, que diche sea de paso es muy interesante y sugerente, y al final que llegue a una conclusión propia, no que acepte la que otros le digan o impongan.

Cualquier fecha del año es buena y adecuada para visitar Toledo, y lo digo a sabiendas de lo que digo, ya que al margen de la monumentalidad que anteriormente he detallado, hay otras cosas que esta ciudad ofrece en todos y cada uno de sus rincones y en fechas señaladas, por ejemplo la Plaza de Zocodover el día del Corpus es un espectáculo soberbio con sus balcones multicolores engalanados, pasear por las calles del casco antiguo e ir descubriendo rincones cargados de encanto y de belleza, degustar una cerveza o un vino de la tierra en las muchas tascas y bares situados sabiamente en plazoletas y recodos de sus estrechas calles, descubrir esos restaurantes que te ofrecen las más exquisitas especialidades de la cocina castellano-manchega, quedarse uno ensimismado viendo como los artesanos trabajan artísticamente el damasquino tan típico de aquí, sentarse en lugares estratégicos donde con un poco de predisposisión y fantasía se puede evaluar el paso lento de la historia en los muros y fachadas de sus monumentos y al mismo tiempo apreciar los insólitos paisajes urbanos que se nos ofrecen a la vuelta de cada esquina, eso y muchas cosas más es lo que Toledo regala al visitante con esa generosidad que solo ciudades como ella con su carácter ecuménico son capaces de ofrecer con grandeza para disfrute y solaz de la misma.

Y antes de abandonar la ciudad recomiendo acercarse hasta el mirador ubicado debajo del Parador de Turismo en la carretera que circunvala la ciudad y observar detenidamente y durante un buen rato un paisaje apiñado de ese Toledo monumental y maravilloso, y como el meandro del río Tajo protege celosamente esta ciudad que fue durante siglos deseo y pasión de todos, ciudad que dio cobijo a razas y religiones distintas, al tiempo que les enseñó a todos el modo de entenderse los unos con los otros sirviendo así de ejemplo secular de convivencia.

¡Toledo la Imperial!, ¡Toledo centro laberíntico y cósmico del gran ruedo español!, has sido y serás la más excelsa de todas las ciudades del mundo.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.