sábado, 25 de octubre de 2008

MAYO. 2006

Hubo de cumplirse la voz popular, que "cuando Marzo mayea, Mayo marcea". Las brisas típicas de este mes, se tornan ventarrones galopantes y el termómetro acaba esquizofrénico. El mundo vegetal, bien tupido, exhibe su encanto peculiar, su atractivo, entre las olas del viento.Meciéndose nos atraen, pues, las enceradas hojas de los plátanos del malecón del río Sil, y en la montaña de enfrente los castaños de siete afiladas lanzas, con sus vistosos gorritos como si de marciales soldados se tratara; y otras especies arborícolas cuyos nombres desconozco, enrabietadas de verde y rojo, que a mi me hacen pensar que el paisaje se ha pintado los labios; otros muchos de fantasmal postura, dolorosa; y unos pocos, que diría tratan de simular esbeltas y orientales pagodas de jardines imaginarios; y en todo este esplendor natural, solo falta el escuálido y triste ciprés, que como dedo vertical y verdioscuro anda pidiendo explicaciones al cielo, desde ese santo lugar común a todos los pueblos, por tantos y tantos muertos.Allí, en lontananza, también los pinos, arañando la panza del día, con sus largas uñitas, y muchos otros más desmelenados con sus frágiles ramas cimbreantes, e incluso alguno similar al sauce, prodigio de besos y lloriqueos, abundoso de cabellos lacios. También se mueve majestuoso el álamo, el del envés ceniza, que todo lo blanquea, hasta el espacio azul. Pugnan todos con este viento por dejarse ver y juegan a ser ejemplo para el hombre. Dejarse ver. Admirable circunstancia.Del reciente viaje al noroeste de España, a mi natal Galicia, concretamente O Barco de Valdeorras, me traído el recuerdo de su insultante arboleda. Por entre la espesura de ese boscaje mitad urbano y mitad salvaje, esbeltos ejemplares sobresalen, y mira por donde, dibujan ante mis ojos en ese cielo inverosímil de esa Galicia interior, mística, agarimosa y dulce, el espectro mágico de un cohete que acabara de estallar. Tal como digo, el estallido silencioso de un cohete de artificio, bien acunado por el pertinaz cierzo ó tal vez por el ábrego, pero dulce como un dátil. ¿Un símbolo, quizás?. La esperanza de una nueva y extraordinaria vida, la de mi nueva nieta, que germina placidamente en lo más profundo del interior de mi hija. Seguro. Y así lo espero. El aroma del amor siempre fecunda y hace realidad la esperanza de los que la merecen.Para una buena relación social, aventa el hombre su ternura, su mirada limpia y la cordialidad. Si ha de vencer alguna crispación, utiliza la amable frescura, el gesto abierto, la sonrisa amplia. Porque reír, supongo, es la mejor forma de enseñar los dientes al enemigo.Creo recordar que en alguna ocasión anterior dije, que vender es ayudar, aconsejar, convencer y servir; (y en este deporte estamos inmersos todos los humanos), es muy lógico que nos dejemos vencer por este vendaval afectuoso y aportemos a nuestros amigos las esencias que nuestro corazón sea capaz de destilar.En los días que he vagabundeado por esta pujante villa valdeorresa, he visto caer desgajadas algunas ramas de nuestros queridos árboles, quizás muy gastadas, quizás se han cansado de su condición de alocadas cometas, siempre sujetas por ese cordón umbilical que las une al maternal claustro del tronco, quizás hayan querido aprender a volar solas. Quizás...Bien cumplida su misión, como aquel lejano "carballo", (roble), de nuestros sueños, seguramente mañana encenderán todavía alguna lumbre de cualquier lugar. Hermoso gesto, que aún muriendo y en el postrer chisporroteo, anhelan prolongar su último servicio... al hombre.Sublime locura.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.

SENSIBILIDAD.

Hija natural del vivir, la humanidad compone un todo orgánico y un todo espiritual. Orden, arbitrio, opresión, libre albedrío, presentimientos, fatalidad, decepciones, alegrías. De todo cabe en el concepto humanidad, pues ella es la copa que rebosa hasta la saciedad, los más distintos sabores y sentimientos, desdichas y goces. Humanidad es la paradoja irremediable.Cuando hablamos de humanidad tratamos de perfilar una exaltación de nuestros dones más virtuosos. Así, cuando suspiramos por la idea de un hombre "muy humano", consideramos al buen señor aplicando en sus funciones la mesura, la bondad, la simpatía, el honor, la conciencia y, como no, la comprensión. Justo lo que rara vez se aplica a nuestras acciones diarias.Unas personas otorgan al azar y al fatalismo un devoto primer plano de importancia para la vida. Otras, centran todo su ideal en la conquista de tierras, en la posesión de fantásticas fortunas y tesoros, en la escala de posiciones sociales de privilegio, en holgada y confortable vida. Y algunos lo hacen con independencia olímpica de los demás, es decir, caiga quien caiga.Por unas y otras razones, se abandona trágicamente la idea de una de una convivencia feliz. Y se produce la terrible escisión en clases y razas. Y digo trágicamente porque la primera función del hombre, (coetánea con la función de nacer), es la de la sociabilidad. Desdichado el insociable pues, al serlo, nos acusa que nació tarado, defectuoso, enfermo. ¿Adónde irá él solo, en un mundo de rigurosa competencia y profundas necesidades?.Muchos de nosotros, esta es la desgracia, caminamos en solitario, a pesar de estar rodeados de millones de satélites, bien sea por las circunstancias, bien sea por nuestra destacada posición social. Pero no está más acompañado el que más personas tiene en derredor, sino el que más comprensión a todos merece.Apelemos a un sentido de SENSIBILIDAD para explicar estos fenómenos. ¿Que es sensibilidad?. La capacidad de vibrar, como el diapasón, ante los humanos estímulos. Una capacidad de sentir lo que los demás sienten. E incluso lo que estos, en un momento determinado no aciertan a sentir ni comprender. La capacidad de deleitarse y sufrir, gozar y penar, compartir, amar y vivir causas comunes.La sensibilidad es la mínima pieza insospechada que falta a ese gran mundo de intereses, de luchas y errores, desatinos, creencias, egoísmos, ideales, afanes... que falta en fin, a nuestro humano mundo, para ser precisamente "eso", más humano. Sin paliativos de ningún tipo.Es difícil que llegue a cristalizar una idea pura de humanidad sin que atraviese antes nuestro pensamiento por el tamiz de la SENSIBILIDAD. Ella es, por cierto, perfil y retoque, exponente de voluntad y de idea, de arte y de belleza. Creación inequívoca de fuerza y cohesión, pues, ¿como entenderíamos un mundo más caótico y más dividido que este, sino privándolo de toda SENSIBILIDAD?.Si verdaderamente no existiera en el mundo, cuando menos, una débil idea de comprensión, sería preciso inventarla. Para ello, invitaríamos a nuestros hombres a sensibilizarse, un paso rotundo y definitivo que va derecho hacia la comprensión mutua. Hemos de tener en cuenta que la SENSIBILIDAD predispone al espíritu para todo lo hermoso y para todo lo constructivo. Y el ARTE es sin lugar a dudas la más hermosa construcción, la obra perfecta. Hacia el ARTE, solo se puede caminar por los senderos de la SENSIBILIDAD, que es el radar de lo sublime.La SENSIBILIDAD, en fin, es como la feminidad de la mujer, la ternura de la madre ó la comprensión entre los humanos. Todo ello, condición indispensable para una vida feliz y venturosa.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.

viernes, 24 de octubre de 2008

OTOÑO EN MADRID.

Se filtra el sol de las siete, en este atardecer suave, madrileñísimo, con buenos amigos en derredor y el otoño asomando su romántica presencia. El almuerzo ha sido copioso y bien regado, (este Julio Abad que siempre nos gratifica con algo único y generoso). Y desde aquí, asomados al ventanuco de ese "bendito Fogón", oímos las lecciones de Juan, de Pepe e incluso mías, que damos a nuestros amigos contertulios, antes de enfrascarnos en la ciencia del MUS.Los raquíticos árboles atornillados en la acera de gesto áspero, sin olor, dejan colar entre sus endebles hojas haces luminosos de un resol cuyo fuego se ha menguado hasta devenir en un destello de ideas. Débiles ideas que no abrasan, leves fogonazos limpios y risueños que nos empujan a la reflexión. Todo está quieto, en crisis (nunca mejor dicho), callado. Solamente el runrún murmulleante del salón. Y mientras la naturaleza se silencia por razones de la estación, un vientecillo débil pero firme mece a impulsos de algún genio que sobrevuela y que no ven mis ojos, las faldas y el cabello de mozuelas pizpiretas. Jóvenes. Bellísimas...Con el embriagador y gratificante aroma que nos llega desde ese minúsculo laboratorio culinario, salvo los indeseables, nadie antepondría la guerra a la paz. Aquí todo está pacífico, sereno; todo invita a dejarse llevar por una balada lírica del gran Tagore: Paz y no guerra. Y sin embargo...El ambiente nos mece dulcemente y conturba así las imágenes que más nos gustarían. Uno aprecia que se inquietan los hombres en estos tiempos que nos ha tocado vivir, y como pájaro celéreo a todos les gustaría correr hacia el refugio, hacia la cueva, a la protección materna... Surge, pues, el contraste.Un soplo suave de ese geniecillo remoto, la fantasía tal vez, ha bastado para transformar esta beatífica y pausada paz de una tarde inolvidable en la inquietud de unos medios agresivos, en la zozobra mínima del instante. ¡Pero que instante!, que nos ha devuelto a la realidad, que nos ha dicho que la paz es corta, breve, pues nuestro estado natural como humanos requiere desasosiego, inconformismo, movimiento, acción. No necesariamente tragedia.Un minuto para soñar, pero largas horas para remover los sueños, desarrollarlos y ver como cristalizan en bellas realidades. Momentos como estos que podemos vivir los martes de un Madrid, que hoy me parece distinto, único...Inquietud y no tranquilidad, para que nuestros amores se tornen en vehemencias, profundicen en su misma esencia e invadan al contrario al punto de que no tengan otra salida que amarnos a ti y a mi, apasionadamente. ¡Cuanta dicha!.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.

miércoles, 22 de octubre de 2008

LA MISION

El anecdotario de los viajes mercantiles es tan extenso como largos han sido los caminos hollados, durante siglos, por los miles de viajantes de comercio.La figura del viajante es una de las más singulares del mundo. Su presencia en los mercados, en los pueblecitos y en las ciudades, siempre ha puesto una nota de color y ha sido recibida con agrado. A menudo, con curiosidad. No en vano, el viajante es el embajador de lo nuevo, de la cultura, de lo interesante. El hombre de las ideas y de los programas. El mejor colaborador del industrial competente y del detallista que palpa y siente el progreso.La valija, la maleta del viajante, además del pijama y otros efectos personales, rebosa de humanidad, perspicacia, seguridad, paciencia y sentido de la responsabilidad. Buenos ingredientes para salir a pasear por la vida.Dos de estos viajantes, se cuenta que fueron enviados a Africa para explorar y abrir aquel mercado. Les mandaban sus jefes, dos importantes fabricantes de calzado. La misión, vender zapatos a los negritos. Visto el panorama africano, pusieron rápidamente un telegrama a sus respectivas fábricas. El primero decía: "Nada que hacer. Aquí nadie gasta zapatos". Decía el segundo: "Urge preparen material y máquinas. Aquí NADIE tiene zapatos".Bien retratada queda, en esta anécdota, la misión de venta que caracteriza a cuantos vivimos del comercio. La respuesta de este auténtico viajante no se parece en nada a la de muchos detallistas que replican a su ilusionado visitador: "No me piden lo que usted me ofrece. No hay nada que hacer". Y precisamente, ¡cuanto queda por hacer!.Si todos los viajantes del mundo hubiesen recibido anticipadamente una película de su propia vida, con el cúmulo de vicisitudes que les esperaba en su misión y el pago que los fabricantes les iban a dar a la postre, seguros podéis estar de que los hombres caminarían aún en carreta de bueyes. Y dudo mucho que Colón, el sublime visionario, nos hubiera traído ya las primeras patatas de América.No es el esfuerzo la medida real de los éxitos. La verdadera medida es el logro de nuevos horizontes, de nuevos renglones, de nuevos estilos y nuevos cauces que lleven a la larga a mejores rentabilidades, siempre educando y siempre orientando, en una atmósfera de efectivo y afectivo servicio. Esta es la MISION.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.

VINO

Es bien cierto que la felicidad se va haciendo sobre la marcha, acumulando sucesivamente diminutos momentos felices. Extraer de cada instante, como estalagmita, lo que este tiene de gozoso, pasar de puntillas sobre amarguras reales ó soñadas, ha de llevarnos al almacenaje de ratos gratísimos. No sería exagerado decir que un individuo que ha atesorado infinitud de momentos saludables y limpios, tiene asegurada una renta larguísima de dicha. De recuerdos.Aseguran que ir por la vida sin amor, es como ir a la guerra sin fusil, al mar sin estrella ó a un viaje sin un libro. Ir por la vida sin amor…Quienes hemos vivido muchos años profundamente sumidos en una vida de relación social, hemos tenido la gozosa riqueza de conocer gentes encantadoras, de saborear pensamientos ajenos que nos han regalado con el más sublime de los desprendimientos, con la mayor generosidad, sin pedir nada a cambio, sin más testigo que el pinturero vaso de buen vino.Y es que este vaso de "bon vino", que diría el juglar, va purificando lenta, indefectiblemente, la visión de las cosas, restando acidez y añadiendo calor; ¿no son indicios de amor, que resta y suma de modo permanente?.Estas tertulias, tantas con las que nos hemos deleitado, han ido poco a poco construyendo nuestra ideología, transformando nuestro anterior concepto, sembrando positivas dudas, contradiciendo creencias, descubriendo otros renglones, difuminando sospechas sin fundamento, reafirmándonos en la esencia de lo que deseamos realmente, calentando nuestro espíritu y acercándonos tibiamente, cariñosamente, a personas de las que difícilmente podremos renunciar en nuestro más entrañable recuerdo. ¿Quién será capaz de extirpar del alma y para siempre, una dulce evocación?.Embriagarse en solitario, como dicen que hacen por esos mundos, es un pecado de una dimensión que yo no puedo catalogar. Ponerse contento junto a un amigo, "alter ego" ó recién llegado, es privilegio que tenemos los adictos al buen vaso y que jamás aquellos, extranjeros en su gran mayoría, nos podrán perdonar.Acumular recuerdos. ¡Pues no he dicho nada!. Cuando vayas pasando por la vida, cuando eches la vista atrás y holles escenarios y degustes palabras, ideas, amores bien sentidos al calor de un vaso fortificante, te vas a enterar para que valen los recuerdos.Serán estos siempre tu estrella en el viaje final, serán tu postrer disparo. Serán el libro que supiste escribir, signado para la eternidad con tu propia firma.¡Buen vino te deseo amigo mío!.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.

NUEVO DIA

Si consideramos al piropo como un madrigal de urgencia, bien podemos decir que el nuevo día alumbra todo un poema, preñado de luz y de verismo.En efecto, amanece y los primeros sonidos nos vuelven a la realidad. Sumergidos hace un rato en la oscuridad de la noche, soñábamos sus falsas estrellas, los guiños y parpadeos de sus luceros increíbles. Sombras falsas y susurros. Promesas falaces que la penumbra invita a decir sin pizca de rubor.Más veraces, despacito, avecillas encantadas inundan de trinos el jardín próximo, jocosa algarabía por la vida nueva, el obsequio renacido. Su aleteo empuja las nubecillas más trasnochadoras, las aventa con la fragilidad de lo ingenuo y las aclara hasta romperlas en un grifo ideal que nos refresca con el sirimiri silencioso. Resbalan como lágrimas de flor, las gotas del rocío. Deleitosas.Un triunfal trompeteo después, abre la veda. Comienza ya la nueva cacería, la de hoy, y los unos y los otros despliegan estrategias y energías para hallar la novísima inquietud, escudriñar el horizonte distinto, la palpitación diversa, el nuevo amor ó la vetusta esperanza. En definitiva, el ideal no estrenado, no alcanzado. Si perseguido.Cuando las sombras se acurrucan bajo los árboles, repasamos en este día, deshojándolas, palabras del divino Tagore: "QUE EL SOL DE SU AMOR BESE LAS CIMAS DE MIS PENSAMIENTOS Y SE ATARDE EN EL VALLE DE MI VIDA...".Unos y otros cerramos el breve ciclo de la jornada con nuevos sueños, renovados ideales. Sublime esfuerzo el de la vida, que nos purifica y reanima día tras día.Dice el sabio que solamente el que ama puede castigar. Y uno se queda pensativo pues no sabe discernir si tan solo duelen las ofensas de los que amamos, ó si solo existen los castigos desamor ó si es que la ausencia absoluta de amor es el más cruel de los castigos.Verdaderamente la luz de este día no me deja ver los entresijos de ningún castigo. Porqué vivir hoy ha sido un privilegio muy grande que no quiero ensombrecer ahora, cuando llega la noche con sus velos y lutos.Ya los murciélagos chillan, hasta espantarlo, al dorado crepúsculo que todo lo enmudece, aunque lo llene de sonrojo antes. Postrer regalo del día nuevo.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.