lunes, 21 de septiembre de 2009

UNA ZONA DE LA GALICIA INTERIOR, Y UNA PARTE DEL CAMINO DE SANTIAGO ENTRE SAHAGUN Y FROMISTA. (MIS VIAJES POR ESPAÑA)

Es domingo día 13 de Septiembre del 2009, son las 11,30 de la mañana, salimos de Madrid mi mujer María Teresa y yo con destino a Galicia, concretamente a Puebla de Trives en la provincia de Orense, pueblo donde nací y que en estas fechas celebra sus fiestas patronales. Al margen de nuestra inquietud viajera, otros móviles nos impulsan a ponernos en camino. Todos y cada uno de ellos importantes en la medida que uno quiera valorarlos.
Han transcurrido poco mas de dos horas de viaje y nos detenemos en Benavente, en el Restaurante El Ermitaño a degustar las exquisiteces a las que nos tienen acostumbrados y que cada día que pasa nos sorprenden con sabrosísimos platos que por lo novedoso y elaborado de los mismos superan a los que conocemos de siempre.
Llegamos a nuestro destino sobre las nueve de la noche; cena con nuestros entrañables amigos Maru y Juan que nos informan de los últimos acontecimientos ocurridos en el pueblo y a pernoctar en este acogedor Hostal La Viuda, que nos evoca recuerdos y gratísimas vivencias de antaño.
Día 14 de Septiembre, hoy nuestra nieta Candela va por primera vez al colegio, importante fecha, así que por la mañana acompañamos a nuestros hijos Maritere y Jaime en el Barco de Valdeorras para asistir a este acontecimiento familiar que tan gratamente nos hace vibrar en nuestra condición de abuelos. Hasta un suceso tan trivial nos moviliza, sin importarnos ni la distancia, ni el día, ni la hora. ("A los hijos se les da la vida, a los nietos se les da el alma"). Mientras Candela trajina en su labor escolar, acompañados de nuestra hija nos vamos a visitar el Monasterio de Xagoaza, un bello lugar situado a escasos kilómetros de la villa valdeorresa. Se trata de una construcción de estilo románico que fue restaurada no hace muchos años, creo que por iniciativa de la empresa hidroeléctrica Fenosa, la cual ha sido hecha con gran acierto y sobre todo con mucho cuidado a la hora de mantener su estilo primitivo sin caer en el error de aplicar en exceso influencias que no han tenido nada que ver con lo que inicialmente fue. En lo que siglos atrás fueron instalaciones propias del Monasterio, hoy son unas bodegas donde se elaboran sabrosos vinos, que según nos indicaron, tienen gran predicamento en lo que a su técnica se refiere en otros países, concretamente ese día había un grupo de enólogos finlandeses aprendiendo métodos que allí se dominan y desarrollan con gran pericia.
Por una estrecha carretera serpenteando la falda de los montes circundantes que delimitan el fértil Valle de Valdeorras, nos dirigimos ahora hacia la zona de La Rúa, otro importante pueblo valdeorrés a orillas del río Sil, y concretamente a unas antiguas bodegas llamadas "A Coroa", en las que se elabora un excelente vino blanco en la calidad de "godello", que su propietario llamado Roberto Fernández mima como a la "niña de sus ojos". Aunque no soy ningún entendido en la materia, por el entusiásmo en las explicaciones, por los amplios conocimientos que tiene y por su apasionada profesionalidad, necesariamente el resultado de la elaboración tiene que ser óptimo, hecho que corroboran expertos que conocen el buen hacer de esta bodega. Tal es así que las excelencias de sus caldos son reconocidas en mercados tan dispares como el norte de Europa y los EE.UU., donde mantienen abierta una clientela fiel desde hace varios años.
El 15 de Septiembre, jornada de relax y tranquilidad, disfrutando del entrañable contacto de la familia, que siempre te hacen el día "la mar de agradable", entre el Barco de Valdeorras por la mañana y Puebla de Trives por la tarde y noche, como siempre en torno a mesas en las que saboreamos exquisitas viandas sabiamente preparadas, y sobre todo con personas que tienen mucho en común con uno, el día fue pasando satisfactoria y placidamente.
El día 16 de Septiembre, en compañía de los mejores amigos que tenemos en esta tierra, Maru y Juan, nos acercamos a almorzar el restaurante Galileo, a escasos kilómetros de Orense capital, donde mi buen amigo Flavio, un italiano mago en el arte de los fogones, asentado desde hace años en esta tierra, fiel a su tradición y a su fama, nos regaló sabores de alta cocina que pocos como el saben hacerlo.



Finalizado el ágape nos dirigimos al Monasterio de San Esteban de Ribas del Sil, hoy convertido en Parador Nacional de Turismo y que en su día albergó una comuna de monjes benedictinos. Su construcción se inició en el siglo X y finalizó avanzado el siglo XVIII. Varios estilos conforman este espectacular monumento ubicado en plena Ribeira Sacra, donde el románico, el gótico y el renacentista se conjugan a la perfección mostrándose generosamente en los tres claustros así como en una fachada barroca de gran belleza. La iglesia es románica del siglo XII y XIII, pero a lo largo de los años sufrió importantes modificaciones, por ejemplo la mezcolanza artística de la propia fachada obra del siglo XVII y XVIII, pero en definitiva edificaciones aparte, el conjunto en si forma un todo realmente esbelto y de gran prestancia. Seguimos en la Ribeira Sacra, una zona eremítica posiblemente de las mas importantes de la geografía española, dirigiéndonos ahora al Monasterio de Santa Cristina de Ribas del Sil, situado en el ayuntamiento de Parada del Sil, obra significativa donde las haya del estilo románico en Galicia.

En su día fue un importante cenobio convirtiéndose posteriormente en un Monasterio benedictino que alcanza su mayor explendor y prosperidad entre los siglos XII y XVIII, hasta que en el siglo XIX con la "desamortización de Mendizabal" fueron exclaustrados sus monjes, pasando a manos privadas que lo utilizaron para la explotación agropecuaria, deteriorándose año trás año hasta llegar a un estado lamentablemente ruinoso. La restauración que se acometió hace unos años, se ha hecho con muy buen criterio, manteniendo a la vista del visitante todos los detalles arquitectónicos de interés. Desde aquí aprovecho la ocasión y quiero manifestar mi repulsa y rechazo a esos "salvajes" que en vez de gratificarse contemplando esta extraordinaria belleza, se dedican a dejar sus nombres grabados en paredes y dinteles así como sus inmundos excrementos, como seña de identidad de su barbarie y de una carencia absoluta de la más mínima educación, sensibilidad y civismo.
Desde un improvisado mirador contemplamos el famoso Cañón del Sil, donde el río del mismo nombre va encajonado entre fértiles viñedos que un lejano día abastecieron de vino a la imperial Roma. Pueblecitos incrustados en el agreste paisaje de esta Ribeira Sacra, tales como Amandi, Cristosende, Abeleda, etc. aparecen a la vuelta de cada recodo de la carretera que discurre sinuosamente a todo lo largo de este valle de una belleza paisajística sin igual.
A la caída de la tarde entre castaños y robledales Galicia nos muestra su verdadero encanto, vestida con su manto rabiosamente verde que lo cubre todo, salvo algunos chopos que nos apuntan con el color rojizo pardo de sus hojas la cercanía del otoño.
Nuestra estancia toca a su fin, el día 17 de Septiembre por la mañana dejamos no sin cierta nostalgia nuestra querida tierra gallega. La despedida de la familia y de los amigos siempre produce afligimiento y deja un sabor agrio, y aunque hacemos votos de regresar en un plazo breve, el abatimiento y la melancolía hacen mella en nuestros corazones. ¡Que tristes son las despedidas!.
Ya de regreso nos detenemos en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña, en Congosto, situado en una atalaya desde la que se domina un amplio paisaje de todo el Valle del Bierzo. Una iglesia restaurada, que en su día fue un importante enclave y monasterio de la Orden del Temple que visitamos con interés, y a continuación un estupendo almuerzo en el restuarante que forma parte del complejo hotelero situado en la cima del monte, pone fin a nuestra corta e interesante estancia berciana.
Encaminamos ahora diligentemente nuestros pasos hacia un punto importante del Camino de Santiago, concretamente a Sahagún, donde visitamos a nuestros amigos Julio del Corral Font, su hija Leonor y su yerno Antonio. Mi mujer nos los conocía y quedo impresionada por su cordialidad y las entrañables muestras de amistad que nos profesaron. Nos enseñaron su residencia, la "Casona de San Benito", una joya donde importantes vestigios de construcciones mudéjares le dejan a uno realmente impresionado. Un amplísima e interesante biblioteca, vestidos de varias épocas, antiguo mobiliario, lámparas y un sinfín de singulares e interesantísimos detalles pusieron fin a una grata e inolvidable velada. Siempre que paso por Sahagún, mis sentimientos de amistad se sienten gratificados al visitar a esta extraordinaria familia. Es todo un lujo tener amigos así.
Por suerte y algo de influencia, tuvimos la oportunidad de asistir ese día a la "Bendición del Peregrino", un acto de gran recogimiento en la iglesia del Monasterio de las madres benedictinas donde participan conjuntamente monjas y peregrinos. Después nos enseñaron el museo del Monasterio donde amén de muchas e interesantes obras, destaca la imagen de la Virgen Peregrina, famosa talla obra de Luisa Roldán, a la que popularmente se la llama "La Roldana", y que precisamente se encuentra allí en tanto no se finalizan las obras de resturación del Santuario cuya advocación es precisamente la de este Virgen.




El día 18 de Septiembre nos desplazamos a Carrión de los Condes, pueblo famoso donde los haya, tanto por sus monumentos como por los ilustres personajes oriundos de aquí, que dejaron huella de su saber por todos los confines de la tierra: Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, poeta, el rabino Sem Tob, poeta y filósofo, Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, virrey de Navarra, Enrique Fuentes Quintana, economista y político actual, y un largo etcétera de muchos nombres más a los que esta villa tiene a gala rendirles permanentemente su más alta consideración y respeto. ¡Como debe ser!. Entre sus monumentos sobresalen el Monasterio de San Zoilo, hoy impostante centro hotelero, en el que cabe destacar un magnífico claustro de estilo plateresco, la iglesia de Santa María de las Victorias románica del siglo XII y la iglesia de Santiago también románica del siglo XIII, ambas con unas portadas de singular belleza; esta última hoy convertida en un interesante museo que visitamos detenidamente.
Llegamos a Villacazar de Sirga, donde destaca fundamentalmente la iglesia-fortaleza de estilo románico de transición al gótico, construida por Los Templarios en el siglo XII. La puerta sur es la más importante de todos los accesos al templo, con un pórtico de un solo tramo similar a un nártex, donde hay dos portadas en ángulo recto, donde la principal consta de cinco arquivoltas con ángeles, santos y músicos y en la parte superior un friso con talla de la Virgen y el Niño, los Reyes Magos, San José y el Arcángel San Gabriel, rematando en la parte superior con un Pantocrator con Jesucristo en posición mayestática rodeado de los evangelistas y varios apóstoles.




Nos dirigimos ahora a Frómista, donde visitamos en primer lugar la iglesia de San Martín de Tours, maravilla del románico, donde este arte adquiere la categoría de sublime, la esbeltez de su trazado, la armonía de estructura, la belleza de sus torres cilíndricas y gemelas y la perfección de sus canecillos y capiteles le confieren un empaque único a esta maravilla de templo. A finales del siglo XIX y principios del XX se llevó a cabo una importante restauración la cual se hizo con verdadera profesionalidad y sobre todo con una gran pulcritud y esmero sin transformar ni obviar detalle alguno. Hoy podemos asegurar que la iglesia de San Martín de Tours de Frómista es una de los monumentos más emblemáticos y visitados de todo el Camino de Santiago.
Dentro del interés monumental que nos ofrece Frómista, merece la pena visitar la iglesia de San Pedro de estilo románico y gótico, y mismo enfrente de ella una estatua de San Telmo que fue obispo de Tuy, natural de esta villa y curiosamente siendo del interior de España y sin mar es patrono de los navegantes.
Ponemos fin a nuestra visita con un generoso almuerzo en el extraordinario restaurante Los Palmeros, donde pudimos comprobar la categoría de su cocina y las excelencias de sus platos. Al viajero que circunstacialmente se deje caer por esta villa bien a la hora de comer ó cenar, le recomiendo este lugar, donde al márgen de las excelencias culinarias, la decoración y el cálido ambiente que se respira en el, todo el conjunto en si le hará disfrutar de un momento realmente grato y distendido. Se lo aseguro.
He repetido hasta la saciedad que una buena compañía en cualquier viaje es fundamental para que el mismo resulte ameno y al mismo tiempo fructífero a la hora de observar y descubrir pequeños detalles que en muchas ocasiones se me pasan por alto. En esta ocasión mi esposa ha sido mi colega y mi camarada que se implicó mejor que nunca en cada uno de los momentos del viaje haciendo que el mismo resultase extraordinariamente atractivo e interesante. Hoy con mas de cuarenta años de matrimonio, mi esposa sigue siendo el mejor estímulo y la mejor compañera para realizar cualquier aventura ó viaje, precisamente por su capacidad de adaptación de principio a fin, como dejó constancia en todas y cada una de las visitas que propuse, por muy latosas y pesadas que a veces hubiesen resultado.
Por: LUIS YAÑEZ ABELAIRA.

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